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martes, 1 de octubre de 2019

Barquisimeto ¿Es posible la recuperación del Casco Histórico?

Preliminares-

En una conferencia sobre Ciudadanía en 2015 en Barquisimeto, el Sociólogo Tulio Hernández explicó haciendo alusión a Néstor García Canclini en el libro Culturas Híbridas refiriéndose al patrimonio que, sobrevive lo que se transforma, y relataba que las artesanías de los aborígenes mexicanos que habían logrado sobrevivir fueron aquellas que se transformaron en el tiempo, en su caso específico, pasando de ser estrictamente utilitarias para convertirse en objetos artísticos, con un valor importante como mercancía. Trasladando esta afirmación, al caso del patrimonio histórico edificado, específicamente de la época colonial, o mejor dicho, provincial es necesario permitir apreciarla no en forma exclusivamente utilitaria - aunque esto no excluye que pueda conseguirse que pueda tener nuevas formas de lo útil- sino ver su dimensión como valor patrimonial para lograr su preservación en el tiempo. Han sido varias ciudades en Latinoamérica que habiéndose caracterizado por situaciones de criminalidad exacerbada, crisis económicas y desempleo, pésima calidad de servicios públicos, llegando a ser ingobernables lograron salir de esas situaciones. Ente estas se pueden nombrar a: Bogotá, Medellín, Quito y Curitiba. Casco Histórico o Núcleo Fundacional-

Se habla de casco histórico, zona histórica, centro histórico o núcleo fundacional de una ciudad al espacio que vincula a los primeros años de existencia de ese asentamiento, configurado entorno a elementos naturales, sociales, entre otros, que llegan a constituir la memoria e identidades de una población En el caso del patrimonio edificado la conservación, y preservación en el tiempo, no es algo que se pueda conseguir con la mera aplicación de normativas legales, como ordenanzas urbanas, que si bien pueden ser muy bien intencionadas, deben considerar múltiples variables que entran en juego, como consideraciones de tipo económico y sociales, entre otras, que den sustentabilidad y permanencia al patrimonio edificado. De allí que sea necesario partir de un adecuado conocimiento de los bienes patrimoniales para garantizar una adecuada protección del mismo, esto implica el concurso de diversas disciplinas, que aporten desde su campo de acción y su visión particular. El patrimonio es la forma mediante lo cual se reivindica la memoria de la ciudad, lo patrimonial puede ser lo antiguo, o lo moderno, es lo que la sociedad considere que tiene, que muestra parte de su existencia, de lo que es, de lo que le otorga valor. En el caso de Barquisimeto el patrimonio histórico edificado incluye viviendas y otras edificaciones como las iglesias de la Concepción y el Convento de San Francisco, en su mayoría reedificadas en luego del terremoto de 1812, que afectó de forma importante a Barquisimeto. Otras edificaciones de interés patrimonial son el Museo de Barquisimeto, el teatro Juares, la antigua sede de la gobernación, el Cuartel Jacinto Lara. La renovación o revitalización del casco histórico-

El deterioro y desgaste con el paso del tiempo no es sólo exclusivo de cada edificación en particular, sino que visto en conjunto, el sector incluye también edificaciones no patrimoniales, que se encuentran dentro de un proceso de dinámica urbana en forma permanente, que se evidencia como un ciclo vital que parte del nacimiento del conjunto de edificaciones, su crecimiento, hasta llegar a un clímax, para luego decrecer progresivamente. En el momento en que empieza a ocurrir este decrecimiento desde el punto de vista del deterioro de las edificaciones de la zona es que hablamos de la necesidad de revitalizarlo, es decir, someterlo a renovación. La renovación de un caso histórico puede acometerse desde varios ángulos, por ejemplo, partiendo de la acción cultural, del estímulo de la convivencia ciudadana, de la creación de espacio público y la construcción de nuevas edificaciones, Nos ocuparemos de las dos últimas, esto quiere decir, realizar una intervención que contemple la construcción de nuevas edificaciones que permitan darle nueva vida al sector permitiendo compartir el espacio público y el destinado a la inversión de particulares. El objetivo apunta a lograr que lo que se denomina núcleo fundacional, el cual también es el principal centro cívico de la ciudad, no solo tenga actividad en horas laborables, sino las veinticuatro horas del día, para lo que es necesario que se produzca un proceso que logre hacer deseable el residir en la zona, lo que repercutirá en el valor de los inmuebles. Para que esto sea posible es necesaria la construcción de centros comerciales, que provean de nuevos servicios y que fomenten no solo la actividad peatonal, sino la permanencia para una mayor convivencia en la zona, acompañado de la ejecución de nuevos desarrollos de viviendas, o que incentiven la remodelación o mejora de las existentes. La declaratoria como zona de valor histórico que ata de manos a los propietarios de estos inmuebles-

En el pasado la ordenanza que ha delimitado el área para la conservación del patrimonio histórico, ha sido vulnerada y modificada en la práctica al antojo de intereses de particulares, y bajo la mirada indiferente de quienes deben hacer valer la Ley. Pero observamos que una ordenanza de este tipo está limitando el derecho a la propiedad, al imponer el interés colectivo sobre el derecho individual, al no permitir modificaciones en las edificaciones, impidiendo darle al propietario la posibilidad del uso y disfrute del inmueble de una manera que le permita lograr tener a pesar de las limitaciones que se le imponen, una viabilidad económica con la posesión del mismo. Son varios los propietarios de este núcleo fundacional ubicado en los alrededores de la Plaza Lara, a los cuales les ha sido sumamente difícil poder mantener estas edificaciones, lo que ha conllevado a la emigración fuera de la zona histórica y hasta el abandono de dichos inmuebles. Las dificultades de tipo económico que significan la conservación y restauración de estas edificaciones, dejan de manos atadas a los propietarios, en vista de que difícilmente disponen de los recursos económicos, y tampoco reciben el apoyo del gobierno regional y local como en otros tiempos, por lo que los propietarios deben cumplir con una ordenanza de interés para la ciudad pero altamente costosa para su conservación, y sin posibilidades de poder tener un retorno económico con el bien. Similar situación presentan poblaciones como Cabudare, donde también se está perdiendo el patrimonio edificado. Sólo en Lara y podríamos decir, en Venezuela medianamente, se ha logrado mantener el casco histórico de Carora, gracias a iniciativas particulares que han logrado invertir recursos para darle viabilidad al entorno. Una solución a pequeña escala que permita hacer viable el mantenimiento de estos inmuebles-

Una propuesta que se ha presentado en los últimos años ante el alto grado de deterioro de los inmuebles afectados por la declaratoria de zona de interés histórico, y ante la necesidad de estacionamientos en el sector, es la de permitir utilizar espacios en los patios de las parcelas, en donde sea posible, para destinarlos para tal fin. Se trata de pequeños estacionamientos, que sirvan de medio de ingreso a los propietarios para afrontar los gastos que generan el mantenimiento de estos inmuebles. Estos como otras opciones que permitan financiar los gastos que generan la propiedad de este tipo de inmuebles, podrían ser soluciones a corto plazo ante las condiciones políticas y económicas actuales, y que requieren un apoyo decidido y sostenido por parte del gobierno local. Empleo de instrumentos que permitan la recuperación, revitalización o renovación de este núcleo-

Pero la solución a corto plazo no es suficiente, hay que llegar más allá, es decir, lograr la verdadera renovación del sector. Hay experiencias de renovación urbana en varios países latinoamericanos. Un caso exitoso es el llevado a cabo en la ciudad de Bogotá en el barrio Santa Inés en el año 2000, bajo el uso de una pieza fundamental: la puesta en funcionamiento del transporte publico mediante el Transmilenio, que implicó una inversión de 78 millones de dólares para transformar 20 hectáreas del barrio en el Parque Tercer Milenio, de las cuales, 17 Hectáreas se destinaron a áreas verdes y 3 Ha. destinadas a un Centro Comercial construido a través de un organismo coordinador del proyecto de renovación, mediante el cual una vez se venden estos locales se busca cambiar la cara al entorno, haciéndolo atractivo a la presencia de residentes, usuarios de servicios cívicos, y nuevos inversores en infraestructura y servicios que van desde personas naturales hasta empresas, con lo cual finalmente se logra recuperar la inversión, lo cual significó en este caso, la recuperación de 84 millones de dólares, lográndose un superávit. La realización de este tipo de proyectos es posible si se conjugan tres factores fundamentales: la creación de un instituto a nivel municipal con independencia de acción en la creación de proyectos de transformación de la ciudad, y con libertad para endeudarse inclusive con organismos financieros internacionales, una normativa de funcionamiento para el uso de los recursos que permita la generación de plusvalías, es decir, generación de valor en el uso de la tierra y los recursos financieros necesarios para llevar a cabo con éxito los proyectos.